Escrita por Aaron Sorkin, dirigida por David Fincher (El curioso caso de Benjamin Button ; Se7en); y basada en el libro "The Accidental Billionaires" de Ben Mezrich, "La Red Social" narra la historia de los jóvenes fundadores de la popular red social Facebook, especialmente de su creador más conocido, Mark Zuckerberg. Su leyenda reza: "No se hacen 500 millones de amigos sin hacer unos cuantos enemigos."
Tal vez para algunos pueda ser intrascendente que se haga una película de una red social, sin embargo esto marca la importancia de estas plataformas en la expansión social de los seres humanos, atravesando la relación cercana y evolucionando a coexistir en un ambiente virtual. Fincher no se preocupa por cuestionar el uso de esta red, si no en el proceso dónde un grupo de jóvenes construyen un imperio, haciendo a partir de esto una radiografía de la juventud actual.
Una noche de otoño del año 2003, Mark Zuckerberg (Jesse Eisenberg), alumno de Harvard y genio de la programación, se sienta a su ordenador y con empeño y entusiasmo comienza a desarrollar una nueva idea. En un furor de blogging y programación, lo que comenzó en la habitación de su colegio mayor pronto se convirtió en una red social global y una revolución en la comunicación. Seis años y 500 millones de amigos después, Mark Zuckerberg es el billonario más joven de la historia. Pero para este emprendedor, el éxito ha supuesto complicaciones personales y legales.
Es frenética, fría (no es un reproche) y aparentemente envasa al vacío las emociones de sus personajes. El brillante guión de Sorkin proporciona diálogos generosos en ironía, inteligencia y ágiles réplicas puestas en boca de un reparto perfectamente ajustado, desde el protagonista Eissenberg clavando la expresión de genio voluntariamente distraído y con un ego descomunal, a Andrew Garfield, el amigo traicionado, el daño colateral en el glorioso camino de Zuckerberg, pasando por Justin Timberlake que clava en sus dos primeras secuencias el papel de un embaucador paranoico con indudable visión de negocio y de arrollador carisma, que se convertirá en un Fausto para nuestro brillante protagonista.
De esta manera Fincher borda una tragedia moderna, al más puro estilo clásico en una cinta, que, si bien no viene a revolucionar la manera de hacer una película, si viene a cuestionar las relaciones modernas, las mentes brillantes no necesariamente tienen que ser de edad avanzada y eso es algo que debería de hacer reflexionar a mucha gente. “La Red Social” es una película despojada del componente emocional, o mejor dicho las emociones están supeditadas, o al menos filtradas por el componente racional, no caben aquí concesiones al melodrama, al igual que en el mundo de los negocios de altos vuelos no hay cabida para la amistad o los escrúpulos morales en la historia de Zuckerberg.