Ceguera (Blindness, 2008, Fernando Meirelles)
¿De qué trata?: Adaptación de «Ensayo sobre la ceguera» del Premio Nobel portugués José Saramago. Una curiosa epidemia de ceguera sacude un país. Las primeras víctimas de este accidente son encerradas en un hospital sin recibir explicaciones ni apoyo. Entre ellas está una mujer que conserva su vista en secreto para poder acompañar a su marido ciego. En el encierro se darán todo tipo de atrocidades y en la calle dominará el caos y el terror.
Muchas veces precisamos que nos priven de algo para apreciarlo en todo su valor. Descender al infierno, suele ser util también para descubrir el alma humana. La fragilidad que sustenta, nuestra civilización, nuestra sociedad, es expuesta de manifiesto, de forma brutal y cruda. Y el miedo, ese miedo, que es capaz de convertir a las personas, a los gobiernos, en aquello que nuestra cultura trata de aniquilar, pero al final prevalece. El egoísmo, la crudeza, la lucha por la supervivivencia. Pero entre toda esta niebla, siempre hay un rayo de luz, que nos guía, por la solidaridad, el altruismo, capaz de las gestas más increibles. Es la luz, que nos ayuda a ver.
La película respeta el sentido que Saramago creó para su historia en tanto que “no aludiera a una sociedad o a un régimen político preciso”, sino que “fuera una alegoría, una metáfora de todas las sociedades”, con lecturas en los niveles político, psicológico y filosófico. Y esto se refleja en la trayectoria del heterogéneo grupo compuesto por una pareja de japoneses, un negro casi anciano, un niño, una joven prostituta, un ladrón y un matrimonio de americanos que ha decidido compartir las desventuras deparadas y tratar de afrontarlas solidariamente hasta encontrarse con la maldad de mafiosos oportunistas que a pesar de estar afectados no dudan en lucrar con la situación para imponer la ley del más fuerte.
Julianne Moore lidera al grupo de ciegos
Me acuerdo muy bien de un extracto de la crítica de cinepremiere :
«Ceguera falla por esa voz en ‘off’ que se empeña en susurrar y subrayar cada imagen, cada metáfora…»
Es verdad que es constante, pero no creo que en verdad se empeñe por susurrar y subrayar cada metáfora ni cada imagen, como alumnos de kinder enseñándonos el abecedario. Si se hace es, incluso por necesidad. De haber prescindido de la “voz en off” en proporción, se perdería parte de la esencia del filme. De lo que Meirelles le es importante aportarnos del libro. Danny Glover como narrador presente lo hace muy bien.
La sociedad diseccionada desde los ojos de Meirelles, que ve con clarividencia y acierto el camino a trazar en «Blindness» y lo hace con acierto, brillantez y un pulso digno de los mejores.Meirelles arroja temas de lo más controvertidos sobre la pantalla, pone en juicio la moral y las actitudes de algunos personajes y traza una maravillosa historia donde no hay buenos ni malos, no hay locos ni cuerdos, sólo hay personas intentando resguardarse de un mundo que conocen, pero que temen porque jamás lo habían sentido así y porque sus posibilidades nunca se habían visto menguadas de esa forma.
El oftalmólogo aprende a ver a su esposa con las manos.
«Blindness» arranca con unos primeros minutos de cine puro, en ellos, se nos pone en situación y Meirelles dirige con acierto envolviéndonos en un mundo donde todavía no ha empezado a reinar una especie de caos imperante y oscuro, un lugar en el que todavía podemos observar el blanco sobre negro, el blanco imperante de esa ceguera que dinamita las posibilidades de todos los personajes menos de uno: el de Julianne Moore. En él, se reflejan como nunca los temores y la ansiedad por quedar atrapada en ese pequeño microcosmos donde, no sólo no puede hacerse cargo de una situación que le sobrepasa, es superior a ella, sino además no puede sentirse confabulada ni con su propio marido, aquel al que había amado durante tanto tiempo y con el que ahora no conecta, porque no hablan el mismo idioma, porque él, asustado y temeroso, se aleja de su persona más querida.
Trazado el arco donde se moverán sus personajes, el realizador desata definitivamente la vorágine y el desconcierto, sometiendo a sus protagónicos a los contundentes y tiránicos caprichos de unos cuantos que cuentan con una ventaja: Un arma de fuego en mitad de todo el caos, y la colaboración de alguien que ya sabe qué terreno maneja, un ciego de nacimiento. A partir de ahí, lo que antes eran soberbios fundidos a blanco y una inmensa fotografía luminosa, se tornan pasillos oscuros y rebosantes de basura, donde parece reinar una anarquía casi absoluta siempre bajo el yugo de ese grupo que ha decidido hacerse con el control absoluto.
Un elenco multiestelar
Como todo, el movimiento termina obteniendo respuesta, y se pasa de lanzar reflexiones sobre hasta que punto deberían llegar los límites de la integridad y ética humanas, para concluir de modo inesperado en un film donde parecía que el más mínimo pedazo de esperanza se había desvanecido. Un film donde el blanco se termina sobreponiendo al negro, y en el que el espectador termina comprendiendo que, además, se ha querido ir mucho más allá. Porque la vista es el último resquicio de cordura humana.
Lo vital se vuelve realmente lo más importante.
La coproducción brasileña, canadiense y japonesa es coherente con el argumento y con el reparto que incluye actores estadounidenses tanto como mexicanos, brasileños, canadienses y japoneses.
Una alucinante puesta visual acompañada de breves diálogos y una voz en off que remarca casi todos los pasajes, hacen que sonidos y palabras también se vuelvan guías, sumando las percepciones auditivas a las visuales.
Deslumbra el tratamiento plástico de la imagen dado por el fotógrafo uruguayo César Charlone, compartiendo con marcados fundidos blancos y negros e intencionados desenfoques, la tambaleante condición humana que se revela a partir de una mirada que se vuelve interna.
La película alcanza momentos de notoria brillantez visual y sostiene planteos que justifican su necesaria crudeza en una crítica intención social que subyace en el trasfondo existencial y trascendente de la historia.
Al grano: De la complejidad del libro a la pantalla, Ceguera es fiel a sus principios, dejando un inmenso vacío en el estómago por el golpe de realidad que apreciamos.
* * * * 1/2 / 5