Película de la semana de Puebla Gay: Una casa al final del mundo..

Una casa al final del mundo, A home the end of the world, Michael Meyer, 2004.

Una casa al final del mundo, A home the end of the world, Michael Meyer, 2004.

¿De qué trata?: En 1967, Bobby es un niño de nueve años muy sensible que observa los años 60: su mensaje de amor y libertad parece embargarle por completo. A principios de los 70, una súbita tragedia deja a Bobby sin familia. El niño establece una relación especial con Jonathan y la madre de éste, Alice (Sissy Spacek), quienes ofrecen a Bobby refugio y un renacido sentimiento de estar vivo. La amistad entre Bobby y Jonathan se extiende a lo largo de los años hasta la década de los 80 en la ciudad de Nueva York, un lugar donde la gente está constantemente rehaciéndose y redefiniéndose. Allí, Bobby (Colin Farrell) conoce a Clare (Robin Wright Penn), la pintoresca compañera de habitación de Jonathan (Dallas Roberts) cuyo reloj biológico suena con fuerza, alterando ya para siempre el destino de Bobby y complicando en adelante su relación con Jonathan. La trayectoria de este trío completa la película cuando los tres exploran nuevos territorios, deviniendo pioneros en un terreno virgen.

Esta película con buenos sentimientos respecto del ser humano contemporáneo, retrata la vida a priori desgraciada de un muchacho que pierde a su familia, pero es adoptado rápidamente por otra que necesita amor. Todo ello ocurre en los EEUU de los sesenta, con una cierta relajación moral respecto a las formas de amar y las drogas.

 Una historia dura, pero también dulce. Sentimental, pero también violenta en un sentido metafórico cuando del alma humano se trata. La violencia de la vida, de los sueños frustrados y de un vacío que cada vez parece más cerca de nosotros y en el que, inexorablemente, acabaremos cayendo.

Destaca Colin Farrell

Destaca Colin Farrell

«Una casa en el fin del mundo» es la historia de un muchacho que busca su sitio en el mundo y para ello solo reparte amor allá por donde va, Colin Farrell ha sabido plasmar la intensidad y dulzura necesaria al personaje para que asi fuera. Cabe destacar tambien la actuación aunque en segundo plano de Sissy Spacek  una madre adelantada a su tiempo quien pasa a ser un pilar muy importante en la vida de Bobby.

Está basada en la novela de Michael Cunningham, escritor de «The Hours» y «Pasión al atardecer«. Si bien no llega a ser tan visceral y apasionante que Las horas, esta película se queda con el estudio de la necesidad de amor que necesitamos. La historia te va llevando de la mano y al final el buen tratamiento de la historia sobre el SIDA te da un interesante revez de cuan dura puede ser la vida, enfrentando pérdidas, amores y muchas alegrías.

Al grano: Película sentimental y delicada donde detaca sólo el amor, más allá de las formas convencionales o habitualmente más canalizadas de expresarlo.

*  *  *  1/2  / 5

The Hours….. Las horas

Las horas, The Hours, Stephen Daldry, 2002

Las horas, The Hours, Stephen Daldry, 2002

¿De qué trata?: Historia de 3 mujeres a la búsqueda de un sentido en sus vidas. Cada una de ellas vive en una época diferente, pero las tres están unidas por sus anhelos y sus miedos. Virginia Woolf (Nicole Kidman), en un suburbio de Londres a principio de los años veinte, lucha contra su locura mientras empieza a escribir su primera gran novela, «Mrs. Dalloway». Laura Brown (Julianne Moore), una esposa y madre de Los Ángeles a finales de la Segunda Guerra Mundial, lee «Mrs. Dalloway» y la encuentra tan reveladora que empieza a considerar un cambio radical en su vida. Clarissa Vaughan (Meryl Streep), una versión contemporánea de «Mrs. Dalloway», vive en la actualidad en la ciudad de Nueva York, y está enamorada de su amigo Richard (Ed Harris), un brillante poeta enfermo de SIDA.

A veces, sólo algunas veces, el cine se convierte en un vehículo capaz de arañar lo más profundo de nuestro ser, capaz de adentrarse en las profundidades del alma y mostrarnos alguno de los grandes secretos de la existencia. «Las horas» no es una obra maestra, ese adjetivo se queda muy corto para describir la profundidad, la sensibilidad, el arte y el buen hacer que esconde esta irrepetible película, pero, sobre todo, se queda corto para definir la gran verdad que revela y que resulta común para cualquier ser humano sobre la Tierra que alguna vez haya sentido la necesidad de elegir el camino que le conduzca a la felicidad.

Virginia Woolf definiendo Las horas

Virginia Woolf definiendo Las horas

Stephen Daldry hace un trabajo impecable, medido y rebosante de talento;  todos los actores y actrices -incluso los secundarios- alcanzan niveles de interpretación sorprendentes. La perfección ronda por esta película de forma omnipresente, adueñándose de cada plano, de cada gesto y de cada segundo de metraje.

«Las horas» escupe ante nuestra cara el gran secreto de nuestra capacidad o incapacidad de tomar decisiones. Esas grandes decisiones que determinan los caminos por los que andamos y que nos conducen adonde queremos o no queremos estar. La felicidad es difícil de alcanzar, es sólo un instante, un tesoro precioso que llega de pronto y se escurre entre nuestros dedos, una sensación reservada sólo a unos pocos; a aquellos capaces de ser fieles a sí mismos, a sus deseos y a sus sueños.

La vida, frágil e irrecuperable, mantiene su férreo latido como un pulso ininterrumpido, con su lento devenir hacia esa muerte que, irremediablemente, nos espera a todos al final del camino. Y todos tenemos la capacidad de elegir cómo vivir, de elegir con quién queremos vivir y lo que queremos hacer. Ser felices depende de nosotros, y no serlo también… y ser infeliz es la mayor tortura del ser humano, una tortura que puede conducir a la peor consecuencia de la infelicidad: desear la muerte.

Meryl Streep en una película magistral

Meryl Streep en una película magistral

Las tres mujeres de esta película afrontan el reto de forma muy diferente. Una elige la muerte, otra la huida y otra la resignación. Y al final sólo queda esa vida vivida que jamás volverá, con el fin definitivo para Nicole Kidman, con el premio que no supimos ver ante nosotros en el caso de Meryl Streep y con el merecido perdón en el caso de Julianne Moore. Tres senderos diferentes, tres senderos forjados en el tiempo con cada uno de los años, los días y las horas de nuestra preciosa e irrepetible existencia.

Esta película se basa en un guión adaptado de una novela titulada “Las horas”, que a su vez está inspirada en el libro de Virginia Woolf, “Mrs. Dalloway”. Para mí, es una obra de arte porque posee imágenes portadoras de una belleza hipnótica. La calidad de los planos, el color, la expresividad, las emociones que despiertan y las reflexiones que conllevan, hacen de ella una obra interactiva con el espectador, que se ve envuelto por las historias descritas y es capaz de disfrutar tanto de lo que se muestra como de lo que se intuye.

Julianne Moore en una de sus mejores actuaciones...

Julianne Moore en una de sus mejores actuaciones...

Por otra parte, la película no sólo entra por los ojos; también lo hace por los oídos. La música que nos acompaña durante la visualización es del todo apropiada, y se convierte en una gran aliada que nos empuja irremediablemente hacia el terreno de las emociones, algo que considero esencial en una obra de arte. Es una experiencia audio-visual bella y placentera.

Al grano: Fina, elegante, reflexiva, bella, soberbia, impactante. No hay más palabras para definir esta pieza que debe de ser colocada dentro de las mejores películas en la historia del Cine.

* * * * * / 5

Ceguera… Blindness

Ceguera (Blindness, 2008, Fernando Meirelles)

Ceguera (Blindness, 2008, Fernando Meirelles)

¿De qué trata?: Adaptación de «Ensayo sobre la ceguera» del Premio Nobel portugués José Saramago. Una curiosa epidemia de ceguera sacude un país. Las primeras víctimas de este accidente son encerradas en un hospital sin recibir explicaciones ni apoyo. Entre ellas está una mujer que conserva su vista en secreto para poder acompañar a su marido ciego. En el encierro se darán todo tipo de atrocidades y en la calle dominará el caos y el terror.

Muchas veces precisamos que nos priven de algo para apreciarlo en todo su valor. Descender al infierno, suele ser util también para descubrir el alma humana. La fragilidad que sustenta, nuestra civilización, nuestra sociedad, es expuesta de manifiesto, de forma brutal y cruda. Y el miedo, ese miedo, que es capaz de convertir a las personas, a los gobiernos, en aquello que nuestra cultura trata de aniquilar, pero al final prevalece. El egoísmo, la crudeza, la lucha por la supervivivencia. Pero entre toda esta niebla, siempre hay un rayo de luz, que nos guía, por la solidaridad, el altruismo, capaz de las gestas más increibles. Es la luz, que nos ayuda a ver.

La película respeta el sentido que Saramago creó para su historia en tanto que “no aludiera a una sociedad o a un régimen político preciso”, sino que “fuera una alegoría, una metáfora de todas las sociedades”, con lecturas en los niveles político, psicológico y filosófico. Y esto se refleja en la trayectoria del heterogéneo grupo compuesto por una pareja de japoneses, un negro casi anciano, un niño, una joven prostituta, un ladrón y un matrimonio de americanos que ha decidido compartir las desventuras deparadas y tratar de afrontarlas solidariamente hasta encontrarse con la maldad de mafiosos oportunistas que a pesar de estar afectados no dudan en lucrar con la situación para imponer la ley del más fuerte.

Julianne Moore lidera al grupo de ciegos

Julianne Moore lidera al grupo de ciegos

Me acuerdo muy bien de un extracto de la crítica de cinepremiere :

«Ceguera falla por esa voz en ‘off’ que se empeña en susurrar y subrayar cada imagen, cada metáfora…»

Es verdad que es constante, pero no creo que en verdad se empeñe por susurrar y subrayar cada metáfora ni cada imagen, como alumnos de kinder enseñándonos el abecedario. Si se hace es, incluso por necesidad. De haber prescindido de la “voz en off” en proporción, se perdería parte de la esencia del filme. De lo que Meirelles le es importante aportarnos del libro. Danny Glover como narrador presente lo hace muy bien.

La sociedad diseccionada desde los ojos de Meirelles, que ve con clarividencia y acierto el camino a trazar en «Blindness» y lo hace con acierto, brillantez y un pulso digno de los mejores.Meirelles arroja temas de lo más controvertidos sobre la pantalla, pone en juicio la moral y las actitudes de algunos personajes y traza una maravillosa historia donde no hay buenos ni malos, no hay locos ni cuerdos, sólo hay personas intentando resguardarse de un mundo que conocen, pero que temen porque jamás lo habían sentido así y porque sus posibilidades nunca se habían visto menguadas de esa forma.

El oftalmólogo aprende a ver a su esposa con las manos.

El oftalmólogo aprende a ver a su esposa con las manos.

«Blindness» arranca con unos primeros minutos de cine puro, en ellos, se nos pone en situación y Meirelles dirige con acierto envolviéndonos en un mundo donde todavía no ha empezado a reinar una especie de caos imperante y oscuro, un lugar en el que todavía podemos observar el blanco sobre negro, el blanco imperante de esa ceguera que dinamita las posibilidades de todos los personajes menos de uno: el de Julianne Moore. En él, se reflejan como nunca los temores y la ansiedad por quedar atrapada en ese pequeño microcosmos donde, no sólo no puede hacerse cargo de una situación que le sobrepasa, es superior a ella, sino además no puede sentirse confabulada ni con su propio marido, aquel al que había amado durante tanto tiempo y con el que ahora no conecta, porque no hablan el mismo idioma, porque él, asustado y temeroso, se aleja de su persona más querida.

Trazado el arco donde se moverán sus personajes, el realizador desata definitivamente la vorágine y el desconcierto, sometiendo a sus protagónicos a los contundentes y tiránicos caprichos de unos cuantos que cuentan con una ventaja: Un arma de fuego en mitad de todo el caos, y la colaboración de alguien que ya sabe qué terreno maneja, un ciego de nacimiento. A partir de ahí, lo que antes eran soberbios fundidos a blanco y una inmensa fotografía luminosa, se tornan pasillos oscuros y rebosantes de basura, donde parece reinar una anarquía casi absoluta siempre bajo el yugo de ese grupo que ha decidido hacerse con el control absoluto.

Un elenco multiestelar

Un elenco multiestelar

Como todo, el movimiento termina obteniendo respuesta, y se pasa de lanzar reflexiones sobre hasta que punto deberían llegar los límites de la integridad y ética humanas, para concluir de modo inesperado en un film donde parecía que el más mínimo pedazo de esperanza se había desvanecido. Un film donde el blanco se termina sobreponiendo al negro, y en el que el espectador termina comprendiendo que, además, se ha querido ir mucho más allá. Porque la vista es el último resquicio de cordura humana.

Lo vital se vuelve realmente lo más importante.

Lo vital se vuelve realmente lo más importante.

La coproducción brasileña, canadiense y japonesa es coherente con el argumento y con el reparto que incluye actores estadounidenses tanto como mexicanos, brasileños, canadienses y japoneses.
Una alucinante puesta visual acompañada de breves diálogos y una voz en off que remarca casi todos los pasajes, hacen que sonidos y palabras también se vuelvan guías, sumando las percepciones auditivas a las visuales.

Deslumbra el tratamiento plástico de la imagen dado por el fotógrafo uruguayo César Charlone, compartiendo con marcados fundidos blancos y negros e intencionados desenfoques, la tambaleante condición humana que se revela a partir de una mirada que se vuelve interna.
La película alcanza momentos de notoria brillantez visual y sostiene planteos que justifican su necesaria crudeza en una crítica intención social que subyace en el trasfondo existencial y trascendente de la historia.

Al grano: De la complejidad del libro a la pantalla, Ceguera es fiel a sus principios, dejando un inmenso vacío en el estómago por el golpe de realidad que apreciamos.

* * * * 1/2 / 5

Expiación… Atonement

Expiación, Deseo y Pecado (Atonement, 2007, Joe Wright)
Expiación, Deseo y Pecado (Atonement, 2007, Joe Wright)

¿De qué trata?: En el verano de 1935, Briony Tallis (Saoirse Ronan), una precoz escritora de 13 años, cambia irremediablemente el curso de varias vidas cuando acusa al amante (James McAvoy) de su hermana mayor (Keira Knightley) de haber cometido un crimen en el que no tuvo nada que ver.

Al igual que la aclamada novela de Ian McEwan, el filme se divide en tres actos. El primero de ellos es donde el conjunto rinde a su más alto nivel. La ambientación, la banda sonora, la cada vez más experta puesta en escena de Joe Wright y la fotografía cuidadosamente colorista nos sumergen de lleno en un universo, de sentimientos ocultos, donde la verdad puede convertirse en algo de lo más subjetivo. Desde el principio la pareja protagonista se compenetra a la perfección: entre Knightley y McAvoy saltan las chispas. La idea de que la acción esté marcada a ritmo de implacable máquina de escribir, a parte de ser de por sí una idea genial (por respetar la obra original), indica quién es el auténtico personaje central de la trama… quién va a forjar el destino de sus seres más queridos. Desde la ambigua situación en la fuente hasta la explosión erótica en la biblioteca, pasando por los momentos previos a la cena, absolutamente todo en el primer acto roza la perfección. Realmente huele a obra maestra.

La lástima es el segundo acto. Curiosamente no falla el aspecto cinematográfico, sino el novelístico. Me explico: Joe Wright y su equipo al completo llevan a cabo aquí también una gran labor. Los actores siguen a la altura, el acertado cambio de fotografía transmite la desolación de la guerra y de los amantes y hay alguna que otra escena para enmarcar, como la de la playa de Dunkerque, que demuestra el grado de implicación del director londinense con la obra: un larguísimo plano secuencia prodigioso a la par que aterrador. Como ya se ha dicho, lo que flojea es la base. Al igual que el personaje de Robbie y sus compañeros, la historia parece ir sin ningún rumbo (quizás se note demasiado el hecho de que Knightley y McAvoy compartan escasos momentos en este tramo). Si a ello le sumamos la exagerada duración del acto, es inevitable mirar el reloj de vez en cuando, lo cual es una lástima, porqué -repito- la factura técnica es impecable.

James McAvoy y Keira Knightley
James McAvoy y Keira Knightley

Por suerte allí está el tercer acto -o mejor dicho, el epílogo- para dejarnos con el buen sabor de boca que esta obra merece. Tiene lo que no tiene el segundo: brevedad e intensidad. En él se acaba de redondear la historia… y la expiación. Es donde al fin se conoce toda la desagradable verdad, pero aún así, lo más curioso es que al final permanece una leve sonrisa. No por el romance frustrado, sino porqué acabamos de asistir a una bellísima película.

Es increíble lo precisa que es la fotografía, y lo acertados que son los primeros planos.  Es una película que mejora cuando la terminas de asimilar. Realmente, Saoirse Ronan sobresale entre todos los demás. Incluso más que la propia Keira Knightley, que pasa a ser una mera excusa para desarrollar la historia, aunque hace una interpretación de las más brillantes de toda su carrera. Es una película indispensable, y su banda sonora es obligatoria para cualquier melómano.

Otros elementos que hay que destacar es la increíble dirección artísitica. Técnicamente es perfecta, está todo realizado con una dedicación extrema que roza la perfección, y además acompañado de una banda sonora que seguramente acabe alzándose con la preciada estatuilla, es magistral el juego que da la banda sonora con el sonido de la máquina de escribir y a la vez mostrar en la pantalla una iluminación en la cara del personaje de Briony al ritmo de las teclas, es increíble.

La película demuestra el gran talento de Joe Wright y todo su equipo, sobre todo el de fotografía y el de dirección artística. Y no me olvido del guión, escrito por Christopher Hampton, que ha conseguido reducir la novela a 130 páginas para contar lo realmente esencial de la historia. Tenían el papelón de adaptar una obra que muchos críticos consideran una obra maestra, y creo que consiguen salir bastante airosos.

Al grano: Impecable drama romántico, estupendamentemente bien elaborado que merecía haber tenido un poco más de atención. Vale muchísimo la pena que le den un vistazo.

* * * * /5

Slumdog Millionaire

Slumdog Millionaire

Slumdog Millionaire

¿De qué trata?:

Jamal Malik (Dev Patel) es un adolescente pobre de Bombay que un día se apunta para ir a la versión hindú del programa «¿Quiéres ser millonario?». A partir de su participación en el programa, su vida sufrirá un gran vuelco…

“Slumdog”, término que me resultó muy curioso y que es acuñado para denominar a todos aquellos que viven en el barrio marginal de una gran ciudad, refiriéndonos siempre al país asiático, es el gran epicentro del nuevo trabajo de Danny Boyle, y es que, leyendo el título original, sin conocer el significado del vocablo, uno puede hacerse una idea errónea de lo que verá en «Slumdog Millionaire» que, no, no es sólo un muchacho transformándose en millonario de la noche a la mañana sino, una especie de reflejo sobre lo que puede llegar a implicar ser un “Slumdog” y vivir en un Slum (barrio),  y aquí se logra un amplio reflejo que no será más que un pretexto, sí, pero bien contado, narrado y explicado.

Latika

Latika

Adecuando así, su estilo narrativo para esta última obra, el cineasta británico nos regala un primer tramo de film sorprendente y cautivador, donde lo que parecía ser una historia de amor empalagosa, no se transforma en tal hasta bien llegado el último tercio de film. Entretanto, el inglés nos introduce en situación, y da los primeros pasos construyendo esa historia sobre un concursante detenido por ser sospechoso de realizar trampas como un arma para ofrecernos un (en ocasiones) crudo retrato de su país de origen y, la mayoría del tiempo, un vivaz retrato sobre su protagonista y sobre como consiguió retener todas esas respuestas en su mente durante momentos que le marcaron en su infancia.

Reflexión sobre el poder y la avaricia....

Reflexión sobre el poder y la avaricia....

Para lograrlo, Boyle tira no sólo de una fotografía soberbia que refleja a la perfección la esencia de ese país, sin necesidad de extravagante colorido o rebuscados parajes, sino también realiza un gran trabajo manejando la cámara a la perfección, gracias a encuadres logrados y un dinamismo exquisito, y cuadra como si nada los flashbacks que componen la cinta sin que esta se resienta por un solo minuto.

Jamal y su hermano

Jamal y su hermano

Tras ese retrato, que a muchos remitirá directamente a «Ciudad de Dios«, aunque a mi parecer más vigoroso (siempre y cuando tengamos en cuenta el número de historias desarrolladas allí y la cantidad de peripecias por las que pasan aquí Jamal y su hermano) y menos crudo pero, eso sí, igual de estilizado y con unas pretensiones completamente distintas, se da cita aquello que todos esperábamos, que no es más que la historia amorosa introducida para concluir «Slumdog Millionaire».

El Romanticismo hace perder la intensidad y realismo a la historia

El Romanticismo hace perder la intensidad y realismo a la historia

En ese romanticismo, se pierde la intensidad anteriormente mantenida, pero se mantiene el interés para llegar a un final satisfactorio, sobre todo teniendo en cuenta lo que prometía el film, y lo que termina regalando, que es mucho más que miel sobre ojuelas, pues tras ella queda un relato inteligente y conciso que atrae y engancha como pocas películas han conseguido esta temporada. Y eso ya son méritos más que suficientes, digo yo.

Al grano: Cinta que  mezcla la factura de una película occidental y una película típicamente de Bolliwood que no defrauda y que deja gratamente sorprendidos por su textura y mensaje.

* * * * 1/2 / 5