Las buenas hierbas, 2009. Dir. María Novaro
La Universidad de las Américas, Puebla bajo el sello del Cineclub de las Américas invitó a la directora María Novaro a presentar en la ciudad de Puebla su más reciente película llamada “Las Buenas Hierbas”, acompañada de la actriz Úrsula Pruneda. La rueda de prensa organizada por la institución sirvió de contacto con la directora quien habló de la experiencia de realizar una cinta con muchos emblemas y símbolos. Una película con muchísimas texturas y mucha viveza de color.
“Las Buenas Hierbas” es una película que habla sobre la vida, el tiempo y la memoria. A través de Dalia somos testigos de cómo enfrentar una cruel enfermedad, el Alzheimer. Novaro hila una historia donde nos simboliza la importancia de vivir y la relación que generamos con las plantas. En esta cinta, la herbolaria adquiere un valor protagónico al ser la clave que une al hombre con una filosofía de vida ancestral, con una perspectiva hacia el principio más básico, somos todos, un elemento más en la naturaleza, las plantas no son adorno si no también son nuestros acompañantes y sus propiedades naturales son de suma vitalidad para todos.
Una cinta bastante naturalista, “Las buenas hierbas” es un ejemplo claro de la actual cinematografía nacional; Novaro escribe una historia que los actores van encarnado de una manera autónoma, el actor no es una marioneta dentro de la función de la dirección, sino se vuelve una pieza en el engranaje. “No adquiere un valor más importante, todo es un trabajo en equipo” comentó Pruneda en este evento. Sin embargo, es la imagen que adquiere un simbolismo especial, es interesante la relación que existe entre la estética, la música y la fotografía, pues da la película una tonalidad rica en texturas y matices.
Esta es la cinta más personal que María Novaro ha realizado. Sus anteriores trabajos “Lola” (1989), “Danzón” (1991), “El jardín del Edén” (1994) y “Sin dejar Huella” (2000) han recorrido diversos festivales, y esta cinta, no es la excepción. En el Festival Internacional de cine de Guadalajara le significó 8 premios a la cinta, incluyendo el premio a la mejor actriz Úrsula Pruneda.
A mi gusto personal es una cinta bastante fresca que se agradece entre tanta cinta nacionalista es una historia que viene a plantear un dilema de vida bastante complejo, y que con un buen manejo de dirección, Novaro regresa a la cinematografía nacional con una buena cinta. Además, la cinta goza de la mejor actuación en los últimos trabajos que le he visto a Ofelia Medina y un gran personaje de reparto interpretado por Ana Ofelia Murguía.
En esta visita Novaro aprovechó para darle una plática a los alumnos de Ciencias de la Comunicación de la UDLAP sobre las diferentes etapas en las que ella desarrolla un guión. Por lo que esta visita no sólo es para traer su arte a la capital Poblana sino para también acceder a un ambiente universitario para ofrecernos su experiencia en la cinematografía.
Esto fue lo que María Novaro comentó en esta plática:
Una de las directoras que han explorado la feminidad y su relación con la otredad es María Novaro que con películas como “Danzón” (1991) y “Las Buenas Hierbas” (2010) han definido un estilo narrativo bastante natural al ejercer un estudio sensorial sobre las relaciones humanas. En este caso, alumnos de la Universidad de las Américas, Puebla del curso de guionismo asistimos a una plática donde la directora nos brindó algunas técnicas propias para poder escribir historias apasionantes donde el principal elemento es tener una mirada abierta a lo que sucede en nuestro alrededor. Hay que estar alertas con las conexiones que ofrece la vida.
Para Novaro es necesario tener un espectro abierto, observar todas las texturas y sensaciones que nos afectan como seres humanos. Una historia es más que una problemática es comprender todo el conjunto de relaciones y redes que se van tejiendo son producto de cuasalidades y casualidades. La magia del cine está en poder capturar estas redes a base de descubrir las miradas, las miradas que con una expresión tienen la fuerza de narrar, de contar una sensación, de dar vida a un hecho. “El cine es un juego de miradas y el director es un orquestador de estos juegos, el espectador de sienta en la butaca para ver la vida del otro…” comentó Novaro.
Dentro del proceso con el que Novaro trabaja está el pasar por tres fases en la construcción del guión. En la primera fase, la escrita, se da el paso de crear la historia a grandes rasgos, sustentarla; ir navegando y analizar a dónde se espera uno como creador llegar. En la segunda fase viene un proceso donde todo el equipo de trabajo de la cinta aporta ideas, los actores no adquieren un peso protagónico si no que tienen claro que son la imagen externa, pero que sin su trabajo el cine no tendría magia. Aquí los creativos que conformar la dirección de arte y la fotografía cambian aspectos en el guión y realizan otros que brindan más texturas o ejes que no estaban previstos en el guión principal pero que dan aporte de ideas. En la tercera parte, se da una edición, donde insertar imágenes que se ha grabado, elementos que se obtuvieron, etcétera.
En todos los procesos hay que tener en claro que para poder hacer arte es necesario utilizar la intuición como clave, escucharse así mismo y así poder discernir entre diversos elementos. Además se debe de realizar historias que no juzguen sino que pongan dilemas sobre la mesa. Se debe de tener consciencia de que hacer cine es trabajar en equipo y nadie es más importante. Todos aportan magia al concepto. En esta nueva era digital Novaro afirma que esto es un avance importante para la cinematografía mexicana pues además de que abarata los costos, también brinda elementos nuevos, cercanía y flexibilidad de creación.