La psychedelia invade a Tim Burton en esta nueva entrega. Y aunque su genialidad es indudable esta película se mueve muy dubitativa en cuanto al tono que maneja, nunca queda claro y eso la hace, no tomarse en serio así misma, y por lo tanto, que nosotros tampoco la tomemos enserio. ¿Pero ese no era el objetivo del director? Yo creo que sí, sin embargo, el entretenimiento tan ligero que propone hace que no sea considerara como una película relevante para el cinematógrafo.
La familia Collins tiene el mal de ojo echado encima. Y al pobre Barnabas le toca lidiar con la obsesión de una poderosa bruja despechada que puede conquistarlo todo excepto lo que más desea: su corazón.
El equipo Burton – Johnny Depp se reúne de nueva cuenta, tanto el director como el actor se mueven con suma ligereza dentro de esta cinta en la que Michelle Pfeiffer, Helena Bonham Carter, Eva Green complementan con su belleza y carisma. Sin duda alguna la película obtiene una estrella dorada en su decoración, así como en el vestuario, como siempre los puntos fuertes de Burton, decae en el guión de Seth Grahame-Smith, primerizo en el área cinematográfica, y aunque se fortalece con la visión de John August, no hay mucho que agregar.
No está del todo mal, pero con semejante director y reparto uno tiende a esperar más. Para los amantes del rock hay un cameo de Alice Cooper. El problema de la película es el guión, hay demasiado artificio y excesiva pelea entre Depp y Green. Además, parece todo montado para que haya una continuación.
Calificación: * * * / 5