¿De qué trata?:
En la víspera de su vigésimo séptimo cumpleaños, Catherine(Gwyneth Paltrow), una joven que ha pasado años cuidando a su brillante pero inestable padre, un genio de las matemáticas llamado Robert(Anthony Hopkins), no sólo deberá sobrellevar la llegada de una hermana con la que apenas tiene relación, Claire(Hope Davis), sino también atender a Hal(Jake Gyllenhaal), un antiguo alumno de su padre, que espera encontrar datos de gran importancia en los 103 cuadernos de trabajo de Robert. Al tiempo que comienza a entablar una profunda amistad con Hal y a hacer frente a los estrictos planes que tiene Claire para su vida, Catherine lucha por resolver una incógnita mucho más desconcertante: ¿Heredará ella la locura – o la genialidad – de su padre?
Los seres humanos estamos cargados de miedos, tanto conscientes como inconscientes: el miedo a la muerte, al dolor, a no valerte por ti mismo, a la incertidumbre, a lo desconocido,…etc. Pero a mí particularmente siempre me ha parecido más aterrador el miedo a la locura. Y supongo que por eso esta película me ha gustado y a mucha gente no. Contrariamente a lo que la gente cree, son los matemáticos y no los poetas los que están más expuestos a la locura.
Y este es el miedo que atenaza al personaje de Gwyneth Paltrow. Su padre es un antiguo genio matemático que ha perdido la cordura, y ella, que sabe que ha heredado su genialidad, tiene pavor a que le suceda lo mismo. Le da igual el reconocimiento social y otro estatus, sólo espera que no le suceda lo mismo que a su padre, y teme que ya esté cruzando ese umbral. Debe ser horrible esa sensación. Porque una vez ya loco supongo que uno ya no tiene esa impotencia e igual es feliz y todo, no se sabe, pero cruzar esa puerta debe ser tremendo, se cruza sólo, y con la incomprensión de todo el mundo, hasta de los más cercanos.
La película explora el mundo complejo y oscuro del estrés que padecen las personas que asumen el cuidado domiciliario de familiares enfermos mentales. El relato se centra en Catherine, joven, inteligente y bien dotada para las ciencias exactas. Tras años de plena dedicación al padre enfermo, se encuentra deprimida, descuida con frecuencia los trabajos de investigación que realiza en casa, se siente insegura del entorno y se recluye en la casa, presa de dudas sobre su propio equilibrio mental. Incrementa la presión sobre su ánimo la actitud de Claire, convencida de que ha heredado la enfermedad del padre. Se añade la decisión de ésta de vender la casa, el refugio de Catherine, y de llevarla a Nueva York, donde la cuidará como ella cuidó al padre. La tensión psicológica de Catherine aumenta aún más cuando ni Hal ni Claire admiten que ella es la autora de un trabajo, que atribuyen al padre. El relato sitúa a los personajes por encima de la trama y Catherine protagoniza un más que interesante, elegante y desolador drama psicológico, de tintes clásicos. Es admirable el duelo entre la lucidez de Catherine y el pragmatismo interesado, intrusivo y de escasas luces de Claire.
La música se apoya en una partitura de Stephen Warbeck, que ofrece variaciones sobre un tema principal intimista e inquietante. La fotografía ofrece planos secuencia muy emotivos, encuadres de detalle, primeros planos psicológicos, flasbacks explicativos, imágenes que sugieren sentimientos (escena TV, estantería vacía), contraluces, luces doradas de ambiente y claroscuros suavemente contrastados. El guión aporta unos diálogos excelentes y personajes bien definidos. La dirección de John Madden crea una obra que suma, con acierto, misterio, intriga y drama.
La actuación de Gwyneth Paltrow es memorable. La de Hopkins es correcta, y la de Hope Davis muy buena. Jake Gyllenhaaal cumple su papel del personaje que es una intermitente tabla de salvación para la protagonista, ya que ella espera ser salvada por lo contrario de lo que se excede, por la sinrazón, o sea la poesía, el amor.
Tengo que decir que vi la puesta en escena de esta obra en el 2003 con Plutarco Haza y Ludwika Paleta y que me dejó un grato sabor de boca, la película no me defraudó pues exprime los personajes tan bien como en la obra y es que el mismo dramaturgo, David Auburn colaboró en el guión :-).
Al Grano: Interesante relato sobre un tema poco tratado, el estrés psicológico, perfilado con habilidad y emoción.
* * * * / 5